Es muy importante diferenciar entre pobreza y exclusión social y sobre todo, lo que cada una de ellas implica a la hora de generar políticas para resolverlas.
En todos los paises, se eligen distintos criterios para definir quienes están debajo de la línea de la pobreza y dentro de ella, la indigencia. No obstante, en todos los casos, las políticas públicas más efectivas, son las dirigidas a mejorar los ingresos de esos sectores y las condiciones de vida.
En general son conocidas como políticas de "redistribución de ingresos", de acceso a los alimentos, a la educación, a la salud, apoyo y cuidado de sectores vulnerables, acceso a los servicios de agua potable, cloacas, energía, son las que debe garantizar el Estado. Las organizaciones sociales tienen un rol importante; deben defender y exigir al Estado el ejercicio de esos derechos, acompañar y asegurar la efectividad de las medidas quevayan surgiendo, sobre todo en aquellos lugares a los que el Estado no llega por diversas causas.
Se sabe que junto al crecimiento concentrado neoliberal, crece la desigualdad y la pobreza; razón por la cual esas políticas son insuficientes y no sostenibles en el tiempo. Tampoco existe el “crecimiento con inclusión”, al menos nunca sirviú para perforar el 25 % de la pobreza.
También es importante tener en cuenta que las medidas para mitigar los efectos de la pobreza son “necesarios” e “impostergables”. En primer lugar hay que erradicar el hambre. Pero la redistribución de ingresos no va a eliminar las causas de la pobreza, sólo mitigar las consecuencias. Lo cual no es un tema menor.
Para abordar el tema de erradicar la pobreza, tenemos que ir a sus causas. Lo más importante es la falta de trabajo productivo y la creación de riqueza. En ese sentido es necesario decir que si se piensa que la solución es generar micro-emprendimientos productivos individuales o familiares, microempresas, las que en el libre juego del mercado, generarán algún tipo de salpicón (hoy nadie quiere hablar de derrame), se resolverá todo (o casi), es grave.
Si se piensa que hay que ir haciendo algo, conteniendo, hasta que el mercado con un poco de intervención del Estado pueda resolver los problemas generando trabajo, o peor aún, “la changa”, es muy grave.
¿Es posible pensar que sólo con capacitación y algún financiamiento, se desarrollarán emprendimientos que logren quebrar la tendencia del mercado hacia la exclusión?. Francamente sostenemos que no.
Tenemos sobradas experiencias del fracaso de micro-emprendimientos y pequeñas empresas que sucumben ante un mercado altamente concentrado.
Estamos convencidos que es imprescindible ponernos a pensar y trabajar para construir, entre todos los actores sociales, las soluciones de fondo a los problemas derivados de este sistema neoliberal, generador de pobreza y exclusión, o en caso contrario nos encontraremos ante nuevas y mas profundas crisis.
Generar falsas expectativas sobre la posibilidad de desarrollar estos microemprendimientos nos parece sumamente peligroso pues no sólo acarrea una dilapidación de recursos, sino un quiebre de expectativas, un callejón sin salida, que finalmente se traduce en desesperación. El grado de destrucción del tejido social es tan grave que no hay espacio para una nuevas frustraciones. Por lo tanto debemos tratar de encontrar soluciones que empiecen a mostrar un nuevo horizonte y no más de lo mismo.
Alberto E. Marino
Militante político y social
Secretario de la «Mutual Sentimiento»