Argentina nuevamente bajo tensión


Agosto 3 de 2024

La pérdida de capacidad adquisitiva del sector asalariado, la caída del empleo, la quita de ayuda a los beneficiaries de programas sociales, el vertiginoso aumento del precio de los alimentos y el creciente ejercicio del control y la represión, marcan un desgaste de la institucionalidad social y democrática: la Argentina vuelve a ser un terreno de combate de fuerzas antagónicas.

En este contexto asume la presidencia una nueva formación política desconocida, con escasa representación parlamentaria y nula presencia en el interior de la República. Vuelven a ganar la calle numerosas protestas de toda clase y origen: docentes, estudiantes, despedidos del sector público, trabajadores informales y hasta titulares de planes. Todos ellos ven conculcada su capacidad de lograr una vida digna o incluso de poder sobrevivir dignamente.

La riqueza se concentra aún más en pocas manos, estableciéndose un sesgo discriminatorio en virtud de motivos ideológicos arbitrariamente generados desde la cúpula ultraderechista en actual ejercicio del poder.

Así es como recrudece visiblemente un ambiente represivo, orientado a desmotivar, desmovilizar y perseguir a los movimientos que puedan ser señalados como peligrosos por la sola razón de ser opositores o siquiera expresar temas de debate justos y oportunos

Las luchas por la supervivencia se acrecientan cada vez más, mientras se verifica un apertrechamiento de las fuerzas represivas, incluyendo métodos de persecución electrónicos. Se incluyen fuerzas de seguridad calificadas para otras clases de enfrentamientos, y que ahora resultan desplegadas sobre acciones propias de la protesta social, mientras que, una serie de actividades de inteligencia policial, rodea ya no solo a las organizaciones y colectivos disidentes, sino que emplean los medios y redes digitales para nutrirse y elaborar nuevas fronteras de intervención a la privacidad inimaginables, con la consiguiente criminalización y consecuente ataque a los más esenciales derechos básicos del ser humano.

Contrastan con esta conducta, las permisivas políticas fiscales hacia los sectores financieros especulativos y las multimillonarias concesiones otorgadas en favor del sector extractivo, en detrimento de los habitantes del campo y de nuestros pueblos originarios, propietarios legítimos de la tierra.

El Gobierno y sus grupos de poder recurren a la represión policial como un servicio prepago, que despliega una violencia oportunista que jamás resulta condenada por un Poder Judicial claramente amañado al sistema de intereses dominantes. Un sesgo de parcialidad que recuerda al colonialismo por su alto contenido racista y sectario. Así numerosas asambleas socio-ambientales de vecines autoconvocades resultan señaladas finalmente como el blanco a reprimir. Aparece, con renovada recurrencia, la calificación de retrógrades o de hasta terroristas y/o golpistas, para quienes bregan por el respeto a sus derechos más básicos del acceso al agua, el alimento, la educación, el trabajo, la tierra, y los derechos humanos.

Como durante las pasadas dictaduras, el enemigo interno, es la hipótesis de conflicto dominante. Ahora esgrimida por el gobierno actual, mientras las fuerzas sociales retroceden estigmatizadas en un marco referencial de la opinión publica teñido de un ostensible elitismo. Un nuevo escenario de “batalla cultural” está siendo proclamado por la actual gestión política. La nueva alianza de sectores que concentran la riqueza con la que se intenta confundir a las masas asignando el rol de extorsionadores, corruptos y ladrones a las organizaciones sociales y sus dirigentes. Distrayendo así la mirada hacia los verdaderos responsables.

El Ministro de Economía: Luis “Toto” Caputo por ejemplo, fugó 45.000 millones de dólares del crédito del FMI. Estos hechos ya componen un escenario PRE DICTATORIAL; donde concurren de forma inconstitucional las fuerzas represivas, configurando un terreno apto para la renovada violación de los DDHH.

Tememos que ésta nueva ola represiva se incremente en un futuro inmediato. Fuerzas represivas y todas las capacidades de control de la opinión y observación electrónica y de la conducta humana posibles de imaginar se ponen en práctica en tanto se coordinan y ensayan un desconocido escenario metodológico de la intervención represiva, al igual que durante las pasadas dictaduras, para brindar un resultado perfectamente posible de anticipar hoy y que nos obliga a alertar con profunda preocupación a toda la comunidad internacional.

Frente a las numerosas acciones de resistencia puntual de los crecientes sectores perjudicados, incluyendo numerosas marchas cada vez más masivas, ya se ha hecho presente esta intervención con una creciente presencia primero preventiva, luego disuasiva y ahora francamente represiva, criminalizando al que protesta y arrestando arbitrariamente al público adherente con acusaciones de enorme peso penal y contravencional. Este contexto se profundiza persiguiendo a los dirigentes y escrutando las cuentas personales y estados de los libros reglamentarios de las organizaciones convocantes.

Si echamos una mirada al ámbito internacional, comprobamos que por todas partes corrientes ultraderechistas intentan rescatar al capitalismo tardío contemporáneo de su grave crisis, probablemente terminal. El mecanismo que adoptan reiteradamente consiste en retrotraer las conquistas progresivas obtenidas por los pueblos, a fin de transferir esos recursos al capital concentrado. Una “elite” financiera internacional ha venido conformándose en las últimas décadas y dirige tales movimientos políticos que en otras épocas llamaríamos fascistas, lo cual demuestra la incompatibilidad final del capitalismo con la democracia.

La impunidad con que se conduce y avanza esta nueva horda barbárica puede generarnos una profunda angustia que nos conduzca a la desesperación. Pero no son tan poderosos ni estamos tan inermes. El pueblo argentino posee una feroz capacidad de resistencia colectiva que todavía no ha mostrado sus músculos. La aventura de la ultraderecha nos encuentra en una etapa muy especial, en la cual las viejas formas de organización de masas ya no responden a las actuales necesidades de coordinación. Los antiguos partidos, los sindicatos clásicos, ya no resultan indispensables. Se forma ante nosotros un colectivo nuevo que atraviesa una etapa de inmadurez, pero que aglutina masas incontables de manera inmanente, a través de las redes y medios digitales, y que dará en los próximos meses muestras de existencia conforme los incautos que votaron al neo-fascismo comiencen a percibir que también el enemigo viene por ellos. Es un fenómeno disperso, no centralizado, que todavía no muestras las leyes internas de su estructuración.

Recordemos que el Cordobazo sucedió tres años después del golpe de Onganía, y que el 2001 ocurrió más de dos años después de que asumiera de la Rúa. La maduración política de los momentos históricos requiere tiempos de asentamiento muy crueles respecto del compás acelerado con el que la ultraderecha nos acomete, pero como decía el General San Martín, es para gente de coraje que se hicieron las empresas.

Asociación Mutual Sentimiento

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Buenos Aires, 2024